920350000 Plaza del Mercado Chico,1

Mercado grande. Crónica 19 Destronamiento “en efigie” del rey o la Farsa de Ávila

19. Crónica 19 Con el nombre de “La Farsa de Ávila” se denomina la ceremonia de destronamiento y destitución del rey de Castilla Enrique IV en favor de la proclamación de su hermano que reinó efímeramente con el nombre de Alfonso XII. El suceso tuvo lugar en Ávila el 5 de junio de 1465, y así ha sido recogido por cronistas e historiadores, haciéndolo en su contexto histórico y con especial rigor Mª Dolores Carmen Morales.



El acontecimiento histórico cobra especial importancia en esta ocasión si se considera que el escenario del mismo pudo ser la plaza del Mercado Grande, situada entonces fuera de la ciudad circunscrita a su recinto amurallado, en lo que podía ser un llano o campo raso cerca de las murallas, cuya descripción se ajusta literalmente a la realizada por los cronistas Enríquez del Castillo, Valera y Garibay, como defiende el cronista de la ciudad Eduardo Ruiz-Ayúcar, si bien, el lugar exacto donde se produjo, y que ahora imaginamos, es indiferente respecto a la importancia que tuvo el suceso.

En la ceremonia del destronamiento se siguió el ritual de las Órdenes de Caballería, así que se montó un gran escenario de madera en el lugar elegido, el cual pudo ser, como hemos dicho, la plaza del Mercado Grande, o no muy lejos de aquí. El centro del tablado estaba ocupado por un trono en el que aparecía la efigie del rey, provista de los atributos reales: corona, cetro y mantón, de todo lo cual fue despojado con frases injuriosas por la Liga nobiliaria encabezada por Alonso de Carrillo, arzobispo de Toledo, el conde de Benavente y Diego López de Zúñiga. La rebelión discurrió ajena a los habitantes de la ciudad, aunque el concejo y el cabildo abulenses fueron receptores de importantes privilegios y mercedes, y defendidos de las apetencias nobiliarias.

Alabado por cronistas y poetas, el príncipe Alfonso, hijo del rey de Castilla Juan II y hermano de la futura reina Isabel la Católica, era una criatura en manos de nobles rebeldes y ambiciosos cuando fue alzado rey. Durante los tres años de reinado de Alfonso existe una situación de guerra civil entre sus partidarios y los de Enrique IV. La guerra se mantiene con sucesivas treguas que dan pie a negociaciones sin éxito, por lo que en la muerte misteriosa de Alfonso ocurrida en 1468 en Cardeñosa puso fin al panorama desolador que sufría Castilla. Firmada la paz el 19 de septiembre de 1468, la infanta Isabel fue proclamada heredera al trono en la “Venta de los Toros de Guisando”. A la muerte del rey Enrique IV, el 11 de diciembre de 1474, Ávila celebra en la plaza del Mercado Grande las honras fúnebres y proclama a doña Isabel como reina.

Interesante y novedosa es la interpretación de la Farsa de Ávila que hizo Ernesto La Orden en un precioso libro dedicado a Ávila con fotografías de Enmanuel Sougez, quien no sin falta de algo de razón, dice: “solamente una ciudad tan monárquica, tan caballeresca y tal leal podía permitirse el lujo de la suprema afrenta al rey indigno, cuando su clero y su nobleza juntos, en 1465, sobre un tablado de burlas, destronaron y derribaron por tierra al monigotes del rey don Enrique IV, abriendo el proceso revolucionario que terminó con la proclamación de doña Isabel de Castilla”.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Grabado: “La Farsa de Ávila” (1465), Unceta/Donón, 1862)

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