También se anuncia la relojería, joyería y platería, de Francisco Kaiser, hijo del patriarca don José, que ofrece colecciones de medallas de Santa Teresa en oro, plata, chapa de oro y aluminio y variedad en objetos artísticos para regalos lo más escogido en orfebrería artística y religiosa, gramófonos, discos, aparatos y material eléctrico. Destaca igualmente el bar “El Águila”, de Manuel González, que anuncia cervezas, café, vermouth, chocolates y bocadillos, y promociona que se ha hecho el centro escogido de la buena sociedad abulense.
La guía de Mayoral promociona a continuación la confitería y repostería “La Flor del Alcázar”, con selectos dulces y pastas finas, servidos el mismo establecimiento con excelentes licores y preparados en bandejas y platos, es espacioso y elegante el local con mesas para el servicio de repostería. Sigue el comercio de D. Manuel Llenderrozas, que tiene en dos secciones joyería, platería, relojería, óptica, objetos para regalo y gramófonos, sedas, mercería, paquetería, camisería, de punto, aparatos para luz eléctrica, timbres y otra infinidad, artículos con la imagen de Santa Teresa y recuerdos de Ávila. A continuación, se anuncia la Casa de Banca de los Sucesores de A. Jiménez, fundada en 1840, con sucursales en Toledo y Arévalo. Luego está el puesto de periódicos y revistas de Pedro Jiménez de la Cruz, que tiene toda clase de objetos de escritorio, publicaciones, tarjetas postales y artísticas vistas de Ávila. Otra librería en la misma plaza es la de la Buena Prensa, de Emiliano González Rovina, con publicaciones católicas y objetos de escritorio.
En los soportales opuestos al arco del Alcázar está el Café de “La Amistad” que ya regenta José Álvarez Ruiz, “Pepillo chico”, hijo del fundador fallecido en 1912, con servicio a la carta, cocina francesa y española, y tiene buenas salas de billar y recreos. El Casino abulense sigue situado en el mismo edificio que ocupa el Café de La Amistad, y es el centro de recreo de la buena sociedad.
Finalmente, al lado norte de la plaza, en el edificio con fachada al norte se prestan los servicios de correos y telégrafos. Las nuevas oficinas postales ocupaban ya la antigua casa donde vivió Sagasta, y en su fachada destacaban unos enormes buzones en formas de bocas abiertas de león, que “los chiquillos abulenses, ingenuos y auténticos, llamaban la boca de Sagasta”, y es que ciertamente se parecían a los rasgos caricaturizados del político.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Imagen: Plaza del Mercado Grande. Litografía de Francisco de Paula Van Halen, 1844)