Así, en 1498 se hizo una calzada debajo del pilón, y para resguardo del viandante, en las plazas del Mercado Chico y Mercado Grande se hicieron portales. Luego, la Reina Doña Juana, mediante provisión de 17 de abril de 1512, recomendó el arreglo de calles y plazas, para que estuvieran “alegres e limpias e claras e pudiera entrar e entrara por ellas el sol, el aire, la claridad, pues había encontrado la ciudad con edificios e saledizos e balcones e parcelas de late de las casas que salen por gran trecho en sus calles que estaban muy tristes y sombrías y no podía entrar claridad ni sol y estaban muy sumidas e lodosas e sucias”.
Los soportales del Mercado Grande se hicieron con postes de madera o ladrillo allá por el año 1503, comenzándose a sustituir por otros de piedra hacia 1518, y requiriéndose en 1526 a los vecinos de la acera del pilar que los hicieran que si no los haría la ciudad a su costa. En consecuencia, en junio de 1560 se obliga a Juan López a sacar sus casas del Mercado Grande y hacer portales “a cordel y nivel de los otros que están fechos y en aquella igualdad y alto de los otros contando que el suelo y aire de los dichos portales han de ser y quedar para uso comunal desta ciudad y de los vecinos della”. Sobre los bajos soportales adintelados se construyeron casas de corredor con dos pisos y ventanas y balcones, mientras que la plaza estaba encodonada y empedrada con cantos rodados, no faltando en la misma una fuente y un pilón que abastecían a los vecinos y el ganado.
Jesús Mª Sanchidrán Gallego
(Foto: Plaza del Mercado Grande, Charles Clifford, 1860)