El Mercado Grande alcanzaba especial relevancia durante las ferias que se celebraban en la ciudad, manteniendo con ello su tradición medieval. Así, Valeriano Garcés señala en 1863 que la ciudad celebra dos ferias, una del 22 al 29 de junio, y otra del 8 al 11 de septiembre, llamadas, la primera, de San Pedro, y la segunda de San Gil.
La plaza del Mercado Grande debe su nombre, precisamente, a la celebración en la misma de una intensa actividad mercantil donde convergen el campo y la ciudad. El mercado urbano de Ávila, en el que se daban cita periódica los mercaderes para vender sus productos, debió comenzar sus actividades hacia 1144, según constata Belmonte, apareciendo ya en el año 1230, el mercado de Sant Pedro como un mercado estable y permanente.
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