Uno de los grandes exponentes de este desarrollo es la ingente promoción de viviendas sociales que se construyen a las afueras, así como la aparición de edificios que por su singularidad se convierten en referencia del nuevo paisaje arquitectónico. Entre estos cabe citar el Colegio de huérfanos ferroviarios, el Seminario, el Diocesano, las Nieves, Sindicatos, Sanidad, el Silo, Fadisa y el Instituto, por ejemplo.
Las fotografías nos enseñan las remodelaciones urbanísticas en ciernes de la zona de Santa Ana y San Roque, a la vez que ya queda definido el espacio donde se ubicará el futuro mercado de ganados.
Vemos andamios en el nuevo colegio de las Nieves y en las manzanas de la Calle Alfonso de Montalvo, se empiezan las obras de la casa de cultura en el corralón junto al “episcopio”, y la implantación de la fábrica automovilística de “Fadisa” parece prometer un futuro industrial para Ávila.
En estos años todavía se conservan las grandes huertas de la mitad oeste del recinto amurallado y de los conventos de Santa Ana, las Gordillas y San Francisco, aunque este suelo no tardará mucho en liberarse para la construcción de edificios residenciales; igual que ocurrirá también en el Teso del Hospital viejo, el campo de San Antonio y las huertas del entorno de la Encarnación, lo que sin embargo no se produjo en las huertas de los conventos de Gracia, Magdalena, San José y Santo Tomás, y la casa de Misericordia.
Estamos viendo nacer nuevos barrios como el de la Estación y la Cacharra, donde la Delegación Nacional de Sindicatos construye centenares de viviendas sociales, promociones que se extienden también a todo el perímetro de la ciudad.
Se nota la sombra de destacados y singulares elementos arquitectónicos que desaparecerán o se transformarán, como la Inclusa, el Acueducto de las Gordillas, la plaza de Toros de San Roque, el Convento de los Jerónimos, la Real Fábrica de Algodón, o el mercado de abastos proyectado por Repullés.
Los jardines y parques de la ciudad nombrados de San Antonio, el Recreo, San Roque y el Calderón conservan su diseño original. El paisaje circundante definido por los ríos Adaja y Chico, la línea del ferrocarril y las carreteras de acceso mantiene su perspectiva invariable. Finalmente, la urbanización del campo que rodea la ciudad por el noreste y el sur llegará de una forma abrumadora con la entrada del siglo XXI.
(Jesús Mª Sanchidrián Gallego).