Igualmente, los tipos y personajes que se retratan en la antigua alameda popularizan y humanizan el espacio verde que cada día se llena de chiquillería y gran variedad de pájaros, tanto que Antonio Veredas, en 1937 lo describía así: “No otro nombre que el de la Pajarera Abulense debiera ostentar ese jardincillo del Rastro que se extiende a los pies de la Puerta de la Estrella o de Grajal, ya que eso y no otra cosa es lo que parece, principalmente en esos hermosos días del estío avilés, cuando es invadido por un verdadero enjambre de niños de todos los tamaños y colores… El Rastro es uno de los sitios preferidos por las golondrinas que con nosotros veranean, por los jilgueros que se apartan del Soto, y aun por las lechuzas de las campanas de la Santa”.
La saludable preferencia por este paseo que hoy tienen los abulenses también lo era para los personajes de La sombra del ciprés es alargada (1947): “Nos agradaba salir al Paseo del Rastro cuando el sol comenzaba a dorar el verdeante valle de Amblés… La irradiación que a aquellas horas se desprendía de la Naturaleza tonificaba nuestros espíritus para el resto del día”.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Foto: Paseo de Calderón luego llamado del Rastro. Ángel Redondo de Zúñiga, hacia 1900)