No obstante, la modernidad y el desarrollo decimonónico impusieron la necesidad de que la ciudad debía contar con un parque “urbanizado” con calles y paseos. Fruto de esta idea, son los parques de San Antonio, San Roque, El Recreo o Dos de mayo, y el Calderón en el Rastro, entre todos suman unas diez hectáreas, espacios a los que habrá que sumar años después el jardín de San Vicente.
En primer plano vemos el jardín de San Roque que incluso hoy día conserva su diseño original. Más arriba destaca el jardín del Recreo sobre el que se asoma el mirador de la casa de los Nebreda, y en medio el templete de música que se trasladó desde el Mercado Grande en 1934. Ya al fondo, a la derecha, se encuentra el parque de San Antonio con el campo de fútbol anexo.
Estamos en la mitad este de la ciudad, cuya trama urbana se va configurando poco a poco. En el centro se encuentra la plaza de Santa Ana, lugar ocupado por el antiguo acueducto del siglo XVI y casas en proceso de demolición. En la nueva plaza se acaba de construir el edificio de Sindicatos proyectado por Javier Cabello que mira por su espalda la huerta del convento de San José, lo mismo que el edificio del Cuartel de Antigás construido durante la segunda república, luego escuela normal y sede de la Dirección Provincial de Educación y Ciencia, se asoma al convento de Santa Ana.
En el horizonte la imagen se recorta por el convento de San Antonio, el Seminario y la Inclusa.
En el centro se halla el edificio aislado de Sanidad a partir del cual se trazará la calle San Juan de la Cruz y se definirán las manzanas de la calle Fontiveros cuyos edificios serán sustituidos al poco tiempo. (Jesús Mª Sanchidrián Gallego).