Por ello, aún sin explicar la extraña y poderosa atracción que ejerce Ávila sobre las miradas que se fijan en ella, fotógrafos, retratistas y viajeros aficionados han querido inmortalizarla con vocación de transmitir la idea de su belleza espiritual y material a la humanidad.
“Ávila es un ejemplar muy interesante e imponente de las antiguas ciudades castellanas sobrias. Sus murallas se encuentran en buen estado de conservación”, anotó en su Scramble Charles Clifford, un reputado fotógrafo de reyes y emperadores, cuando retomó el viejo proyecto de crear un álbum monumental de España, donde Ávila debía ocupar un lugar importante.
Charles Clifford (1819-1863), fotógrafo británico que se anunciaba como “Fotógrafo de la Reina de Inglaterra, de los Reyes de España, del Emperador de Francia, del Emperador de Rusia y del Duque de Montpensier”, entre otras personalidades, fue el primero que retrató Ávila. En su obra destaca la imagen de la ciudad y su recinto amurallado con síntomas de desmoronamiento en una vista delimitada por el muro de piedra que define el cordel de Las Moruchas próximo a la carretera de Salamanca. Lee Fontanella quiso ver en el lugar desde donde se tomó la fotografía impactos autobiográficos del autor, y es que entonces corría el año 1860, Clifford estaba atraído por una vocación artística y aventurera, al margen de su trabajo como reportero de acontecimientos regios o de las importantes obras públicas que se promovían por la corona en la España de Isabel II. En esta ocasión, la simple vista de las murallas transporta al visionario varios siglos atrás, y a partir de ahora la perspectiva de la ciudad que fijó Clifford será uno de los temas fotográficos más definitorios de Ávila. Otras tres imágenes que hizo en esta época lo fueron del Mercado Grande, del cimorro de la Catedral, y de la fachada principal del templo catedralicio, fotos que se conservan en el Ayuntamiento abulense. Anteriormente, en 1853, Clifford había visitado la ciudad acompañando a los estudiantes de arquitectura de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando que se dirigían a Salamanca, ocasión en la que retrató la iglesia de San Vicente y la catedral.
Una nueva vista de la Ávila tomada desde el cordel de Las Moruchas con la ciudad amurallada al fondo fue realizada hacia 1863 por José Mª Arteaga [atribuida según marca al dorso], época en la que la ciudad cuenta con tres gabinetes fotográficos sitos en las calles de La Magana, 4, Capilla de Mosén Rubí,1 y Plazuela de San Pedro. Arteaga fue un fotógrafo de estudio que también trabajó en Segovia y del que se conservan varios retratos en formato de carte de visite. Él fue, junto con Bernardino Sánchez, a quien nos referiremos en el capítulo siguiente, uno de los primeros “retratistas” que de una manera estable ejerció el oficio fotográfico en Ávila, tal y como se anuncia en la guía de Valeriano Garcés.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
Foto: Vista General. Charles Clifford, 1860. Colec. Ayuntamiento de Ávila)