Ya en 1896 se anunciaba en el número 1 de la plaza del Alcázar, esquina con la calle San Segundo, el comercio de Lucas Martín, con el siguiente reclamo: “Grande y variado surtido en infinidad de géneros, como de sedas, hilos, algodones, paraguas, sombrillas, perfumería, juguetes, etc. Artísticas fotografías de la imagen de Santa Teresa de Jesús, que se venera en su iglesia de esta capital. Medallas de dicha Santa y fotografías de los monumentos e históricos edificios de Ávila. También en el ramo de librería hallará el público cuantas obras se van publicando por las principales casas editoriales, haciéndose los pedidos de las demás que se deseen”, añadiendo también un “surtido completo de quincalla, bisutería, perfumería, artículos para bordar, flores artificiales, medallas, rosarios, bastones, abanicos, guantes y hules de última novedad. En objetos de fantasía propios para regalos, se reciben constantemente los modelos más nuevos. Inmenso surtido en objetos de escritorio y papeles pintados para decorar habitaciones. Los precios de esta casa, son los más baratos”. Y además se vende el Estudio Histórico de Ávila escrito por Ballesteros, y la guía de los Monumentos de Ávila de Fabriciano Romanillos y Fernando Cid.
Lucas Martín fue uno de los fundadores de El Diario de Ávila, y propietario de la imprenta ubicada en la calle Zendrera, 25 donde se imprimía el periódico, manteniendo su participación en la sociedad editora desde su creación en 1898-1900 hasta su venta a Don José San Román de Vega en 1920. Sin embargo, para la edición de postales, Lucas Martín contrató con las imprentas especializadas como “Castañeira y Álvarez” y “H.P.Guillén Valladolid”, y utilizó los servicios de fotógrafos como el madrileño Luís Saus (n. 1885), quien había trabajado con Manuel Compañy (1858-1909), en cuyo gabinete coincidió con Alfonso Sánchez García (1880-1953). Luís Saus fue fotógrafo de artistas que recorrió España retratando pueblos y monumentos que reprodujo en tarjetas postales, de las que Lucas Martín comercializó un bloc con dieciséis vistas de Ávila, entra las que destacamos ahora la imágenes de la muralla contemplada desde el puente sobre el río Adaja y en una panorámica de la ciudad. Igualmente, hacia los años cuarenta, Alfonso Abadal retrató la muralla en una llamativa vista del lienzo norte.
De la misma manera que lo hizo Lucas Martín, el librero e impresor abulense Adrián Medrano también se decidió a editar y comercializar postales ilustradas de Ávila en el periodo de 1910-1915, tales como las tituladas “Vista general y los arrabales del puente Ávila”, “Ermita de San Segundo y Murallas”, y “Puente del Adaja”, en todas ellas la muralla ocupa el principal motivo de la vista. Medrano regentaba en aquella época una importante librería nombrada El Magisterio con buen surtido de tarjetas postales de Santa Teresa y vistas de Ávila, situada en el corazón de la ciudad en la calle de los Reyes Católicos, llamada antes del Comercio, porque en cada hueco de puerta hay un establecimiento comercial. Según Belmonte, la familia Medrano se dedica desde el siglo XIX a la venta de libros y papelería, manteniendo una librería que siempre ha estado abierta a todas las corrientes socioculturales y políticas.
Continuando con el recorrido visual ya definido, nos detenemos ahora en las vistas que hizo Roisin, de quien se conservan más de cuarenta mil negativos. Lucien Roisin Besnard (1876-1943) era un fotógrafo francés que se estableció en Barcelona después de recorrer Ávila y España tomando imágenes. Se especializó en la edición de postales, y también en la realización de fotografías para las Guías de España que editaba el Patronato Nacional de Turismo entre 1930 y 1936. Las postales de Ávila que hizo Roisin tienen todas su firma personal y constituyen una amplia visión de la ciudad monumental, entre las cuales destacamos en esta ocasión las vistas que nos ofrece la ciudad amurallada.
La riqueza plástica que ofrecen las tarjetas postales antiguas de Alberto Martín, Loty, Abascal, Alsina, Arribas, Aisa, Artigot, Nonell, Manipel y Fournier, además de otras en las que no se ha podido identifica el autor, ni el editor y ni el impresor, se completa con fotografías anónimas, que reproducidas en tarjeta o fotografía, se suceden en el tiempo abarcando el segundo tercio del siglo XX, enriqueciendo con ello la perspectiva de la ciudad y su muralla. En ellas observamos el trasiego de campesinos con sus caballerías, quienes pasan frente a las murallas inmutables que apenas se transforman con pequeñas reparaciones en el almenado de sus cubos.
Las figuras diminutas de los labradores y ganaderos que se acercan a la fábrica de harinas, o acuden a la ciudad en día de mercado, o pastorean sus ovejas, son las que nos hablan de una ciudad que todavía sigue viva y resistiéndose al paso del tiempo, y que se permite recrear la historia para el cine en esa imagen del rodaje de la película “Orgullo y Pasión”, donde la muralla ocupa un merecido protagonismo estelar, igual que se observa en esa otra imagen de Orson Welles durante el rodaje en 1965 de Campanadas de media noche.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Foto: Orson Welles rueda en Ávila la película “Campana a media noche”. Revista “Blanco y Negro”, 22/02/1965).