Finalmente, de la década de 1950 datan las primeras fotografías aéreas en las que se descubre una ciudad inmersa en un importante proceso de crecimiento y transformación. En esta lenta, pero continua evolución, Ávila conocerá el nacimiento de nuevos e interesantes espacios verdes, los cuales ocupan un destacado lugar en otro capítulo de este libro al que nos remitimos.
El ajardinamiento de Ávila, o lo que es lo mismo la domesticación y humanización de la naturaleza, trata sobre incorporación de la misma al disfrute cotidiano del hombre que vive en el caserío urbano sin esperar a cambio frutos o rentabilidades, y sí frescura, belleza, distracción, salud, higiene, aseo, recreo, entretenimiento y descanso como síntoma de cultura, civilización y progreso. Con ello se procura incorporar el campo a la ciudad o, por el contrario, ruralizar la urbe, apreciación que ya hizo Jorge Santayana al definir Ávila como un oppidum in agris o ciudad en medio del campo a propósito de la invasión campesina los viernes día de mercado.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Foto: Vista general. Charles Clifford, 1860)