La organización interior de la naturaleza presenta un orden ejemplar en la disposición de plantas, parterres y arbolado en claustro de los reyes del monasterio de Santo Tomás, tal y como fue retratado por Casiano Alguacil hacia 1876 y por Lucien Lévy en 1888.
La Encarnación y el monasterio de Santa Ana también lucieron un excelente verdor en sus patios enclaustrados, lo mismo que los cultivos hortícolas y los árboles frutales se hacían fuertes en sus huertas.
Los atrios de las iglesias han sido históricamente un buen terreno para el arbolado de cuya sombra disfrutan los parroquianos. Tal es el caso de las iglesias extramuros de San Pedro, San Andrés, Santiago y San Nicolás, y de las ermitas de San Segundo, Santa María de la Cabeza y San Martín.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Foto: Claustro de antiguo Monasterio de Santa Ana. Pelayo Mas, 1928)