La celebración del acontecimiento se prolongó durante tres días con la construcción de un arco, el engalanamiento de calles, actividades culturales, una representación teatral, la inauguración de un busto del escritor, procesiones cívicas, funciones religiosas, actuaciones musicales y fuegos artificiales. De estas celebraciones, el mejor testimonio fue entonces el bautizo del nuevo paseo con el nombre de Calderón, el cual pronto se convirtió en la referencia material de tantas celebraciones, intensas pero efímeras, lo mismo que las fotografías y viejas postales rubricadas con el nombre recién estrenado son la prueba gráfica de la importante onomástica.
De la época del recién estrenado paseo nos queda el recuerdo compartido del viajero inglés John Lomas, quien en 1884 publicó en su particular guía: “Una alameda sumamente bella, o jardín, se extiende por delante de la Puerta del Rastro -la puerta meridional- hasta la esquina sur oriental de la ciudad, y nos lleva así otra vez de vuelta a la Plaza del Mercado. Las vistas desde este paseo, sobre la gran vega parda, el río plateado y la distante Sierra de Ávila, son magníficas en sumo grado”.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Foto: Paseo de Calderón. Tarjeta Postal, hacia 1914)