Así pues, este es el lugar donde las gentes celebran sus fiestas y entretenimientos, expresan sus motivaciones políticas y religiosas, cultivan sus aspiraciones artísticas y musicales, juegan y se divierten, luchan por sus ideales y reivindicaciones, lloran sus penas y tragedias, engalanan a sus amores, venden y compran una gran variedad de productos, se alegran y hacen plegarias, beben y bailan, llevan a cabo aclamaciones y humillaciones, se dan cita mercaderes y feriantes, se reúnen peregrinos y viajeros, hacen paradas militares y somatenes, realizan pasacalles y procesiones, representan comedias y películas, rezan contra las epidemias y calamidades, muestran su cultura, montan tenderetes de libros y artesanías, organizan festivales, recrean a los niños, pasean la noche y la resaca, iluminan el cielo con fuegos de artificio, honran a santos y patrones, lucen bodas y comuniones, acogen entierros y nacimientos, y corrieron los toros, entre otras muchas actividades lúdicas o deportivas, e incluso pesarosas.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
(Foto: Plaza del Alcázar o del Mercado Grande. Hauser y Menet, hacia 1905)