La difusión y divulgación de la imagen fotográfica es una de las características intrínsecas a la propia fotografía. Es decir, la fotografía se concibe para ser mostrada y expuesta, y a través suyo se quiere enseñar y se procura aprender en un diálogo siempre buscado por el fotógrafo.
Las guías artísticas e históricas pronto utilizaron la fotografía como un elemento sustancial de su contenido, a pesar, a veces, de su escasa calidad. Los deseos de promoción turística de Ávila y su muralla propiciaron la aparición de diversas publicaciones y guías que incluían imágenes y vistas de una ciudad monumental y pintoresca.
La imagen de las murallas vistas desde la lejanía constituye las señas de identidad de Ávila, y así, la revista Estampa del 28 de febrero de 1928 encabeza el artículo ilustrado por Wunderlich con esta vista bajo el título “Las Murallas de Teresa”, el cual encabeza un texto de José Sánchez Rojas que añade: “Son de oro durante el día y de plata alumbradas de noche por la luz lunar, titulo de texto que firma recias y fuertes son estas graciosas murallas medievales”.
Los acontecimientos que habitualmente se sucedían en la ciudad no eran tan extraordinarios como para atraer a los intrépidos reporteros gráficos madrileños, por eso resultó sorprendente su presencia en marzo de 1922 para cubrir los actos del Centenario de la canonización de Santa Teresa, pues ello demostraba la importancia de la conmemoración. Dichos actos fueron retratados por Julio Duque y José Vidal, miembros del llamado grupo de los héroes del reportaje fotográfico, en el que se aglutinaban jóvenes que sorprendían por su intuición y su buen hacer, además de por el fotógrafo abulense José Mayoral Encinar,
La estela de imágenes de los fotógrafos extranjeros Clifford, Laurent y Lévy, fue seguida a en el siglo XX por el austriaco Alois Beer (1900), al que siguieron los alemanes Kurt Hielscher (1915) y Otto Wunderlich (1920); los estadounidenses Arthur Byne y esposa (1915-1918), Arnold Genthe (1922), Ruth Matilda Anderson (1923-1930), Kidder Smith (1957) y Eliot Elisofón (1962); los franceses Jules Richard (h.1900-1920), Henri Guerlin (1914), Marcel y Jane Dieulafoy (1901-1920), Maurice Legendre (1936), Jean Dieuzaide – Yan de Toulouse (1954) e Yvonne Chevalier (1956); y la también austriaca Inge Morath (1955). Todos ellos tomaron Ávila como turistas y descubridores de nuevas tierras, y dejaron su impronta gráfica de la ciudad que les acogió en importantes obras y fondos fotográficos que ya forman parte de la historia de la fotografía en España.
Las fotografías más difundidas de la ciudad monumental y artística que es Ávila y su muralla fueron realizadas por Fernando López Beaubé y publicadas en la revista semanal ilustrada La Esfera (1914-1929), en la revista Blanco y Negro (1928) y en el periódico ABC (1931). En estos años, en La Esfera aparecieron nada menos que cincuenta imágenes dedicadas a la capital abulense y su muralla, lo que constituyó una eclosión en la divulgación gráfica de la ciudad.

En el primer tercio del siglo XX, la ciudad de Ávila y su muralla se convirtieron para el movimiento pictorialista español en uno de sus mejores escenarios. Esta corriente fotográfica tenía como objetivo la búsqueda de la belleza con intención de reivindicar los valores artísticos, de ahí el origen del término pictorialismo, proveniente de la expresión inglesa “pictorial photography” que significa fotografía artística, con lo que se pretende decir que la fotografía es un arte, igual que la pintura y el grabado Los pictorialistas conciben las fotografías como cuadros, donde las imágenes adquieren valores plásticos y texturas propios a través de procesos pigmentarios con retoques del autor.
A la vista de la afluencia de fotógrafos transeúntes que llegan de Madrid, e incluso de otros países, como hemos podido observar hasta ahora, sorprende que a los fotógrafos locales no les interese la fotografía monumental o de reportaje.
Por esto mismo, es digno destacar la colaboración artística del fotógrafo abulense Julián Fuentetaja “Jaulat” en el interesante monográfico de José Mayoral Fernández titulado Ávila. Sta. Teresa.