Crónicas Abulenses IV
Presentación
Las crónicas reunidas en esta sección tratan sobre el paisaje urbano y la naturaleza ordenada en Ávila, así como sobre la representación gráfica y literaria del ajardinamiento de la ciudad. Más concretamente, sobre la implantación y evolución de sus espacios verdes urbanizados concebidos para el uso y disfrute de la población que vive en la ciudad, incluyendo aquí parques y jardines, paseos, calles y plazas, patios nobiliarios y monásticos, atrios parroquiales, y cualquier lugar donde crecen los árboles que sombrean y cobijan la ciudad del sol. Todos ellos vistos a través de la fotografía antigua que también utilizamos para su ilustración, de los proyectos de intervenciones municipales y de los testimonios gráficos y literarios recogidos en guías y otras publicaciones de la época.
El espacio de tiempo seleccionado para esta recreación en la que nos ocupamos abarca desde 1850 a 1950, y tiene como simple justificación, además de la cifra cabalística que engloba una centuria, ser el periodo más significativo e ilustrativo de la evolución de los paseos y jardines que tradicionalmente han disfrutado los abulenses, los cuales ya forman parte del imaginario colectivo con el que se construye la historia de la ciudad. Se dejan fuera para otra ocasión los espacios naturales de disfrute común más alejados de la ciudad, como la arboleda del santuario de Sonsoles o el parque de El Soto.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
Enlace a la sección Crónicas abulenses I. Ávila 1958
Enlace a la sección Crónicas abulenses II. Mercado GrandeEnlace a la sección Crónicas abulenses III. La Muralla en la mirada
(Pulsa sobre el titular para leer más y sobre la imagen para ampliar)
La casa de baños minero-medicinales Santiuste, situada frente a la Basílica de San Vicente, a un lado de la Avda. de Madrid en lo que hoy es el Colegio de Farmacéuticos, ya se anunciaba en 1900 como un antiguo y acreditado establecimiento embellecido con extensos jardines” que estaba regentado por Aquilino Cruces. De este establecimiento no contamos con imágenes que aporten información visual de la frondosidad arbórea que se anunciaba.
El Balneario de Santa Teresa se fundó en 1894 por José Zurbano descubridor de un rico manantial de aguas minero-medicinales, tal y como reza una placa colocada en la fuente que dio origen al lugar. Era un lugar apacible, con extensos y frondosos jardines, donde el enfermo de los aparatos respiratorios y digestivo, encuentra seguro alivio a sus dolencias.
La plaza del Mercado Grande siempre ha sido una gran superficie llana de tierra o empedrada, tal y como la fotografiaron Clifford y Laurent, aunque antes en 1853 desde el periódico El Porvenir Avilés se promovió la plantación de cuatro filas de acacias desde el edificio de La Alhóndiga hasta la iglesia de San Pedro, para ser utilizada como paseo y mercado semanal. La idea de ajardinar la plaza se produjo 1869, cuando se terminó de ejecutar la “formación de una plaza de recreo con su arbolado y asientos”, según proyecto de Ángel Cossín”, y finalmente “se embelleció con un lindo y cómodo paseo”.
La primera imagen de la plaza de San Vicente, donde la muralla sobresale por una incipiente arboleda de centenarios negrillos la tomó Auguste Muriel en 1864, cuando realizaba para la Compañía de los Ferrocarriles del Norte un álbum de las localidades por donde pasaba el tren. La plaza “plantada de árboles que le dan un aspecto de un antiguo mercado” con un pequeño bosquecillo frente a la muralla, y así fue dibujada por el historiador y arquitecto inglés G. E. Street en 1865.
Al exterior del recinto amurallado se abre el paisaje y el campo abulense en una perspectiva invariable hasta pasados los últimos cincuenta años. En el espacio que rodea la ciudad murada desfilan los árboles alineados en los tesos de las rondas norte y sur, y en los espacios abiertos se agrupan haciendo plazas sombreadas y cambiantes en su aspecto según las épocas. Este es el caso del incipiente jardín de San Vicente, de la plaza del Mercado Grande, de la plaza de Nalvillos, del circuito o plazuela de San Pedro o plaza del Marqués de Novaliches y luego del Ejército, o de la plaza de Santa Ana.